Menorca

Menorca

Menorca es una isla paraíso que se debe visitar algún verano. Las calles de la Ciudadela y su muralla te transportan por calles que aún mantienen la esencia de la isla el pueblo de Es Mercadal, muy característico por el color blanco de todas las casas y su átame marítimo también es una visita obligada. Aunque la isla recibe mucho turismo mantiene su esencia.

Esto se nota con los productos agroalimentarios, los quesos son la estrella de la isla, con casi una quesera en cada pueblo, y como no, tampoco pueden faltar las ensaimadas o el mítico Gin Pomada.

El paisaje, predominado por la piedra en seco con calas y playas cristalinas, un gran reclamo para todos, donde yendo a las calas, como la Cala Embruig, donde puedes encontrar cabras salvajes, toda una sorpresa! Desde el Toro, la montaña más alta de la isla, puedes ver todo, las vistas son impresionantes y entiendes cada punto de la isla.

Desde aquí se ven los faros, tan importantes que han sido para la isla, debido al gran tráfico marítimo que ha habido. Los más emblemáticos son el Faro de Cavalleria y el Faro de Favàritx.

Y acabamos con un Gin Pomada acompañados de música en la Cova d'en Xoroi.

 


En Bel está como en el cielo

Bel

En Bel está como en el cielo

Reunión a las 9h en el Antic Molí, ir a buscar un cuadro en Ulldecona al acabar, reunión a las 10: 45h en Vinaròs y luego una sesión que llego 10 'tarde; voy al Súper a comprar y después paso por el estudio en La Sénia a dejar cosas. Me voy hacia Bel y sólo lo veo me vienen recuerdos de todos los lunes de Pascua que iba a comer con mis padres, de las Fiestas de Bel y las acampadas y los campos de semana en casa Garito, con quien he quedado para pasar el día. El móvil se queda sin cobertura, comienza la calma.

Me recibe Niebla, el inseparable Border collie. Pega un salto desde la terraza y cosecha una lechuga, ya tenemos ensalada para comer, comemos en la misma terraza con unas vistas increíbles y acabamos con una apriete con miel recién recoger del panal y cae una siesta. Da gusto como está Bel, se quedó despoblado pero poco a poco se fueron restaurando las casas y sobre todo los fines de semana hay mucha vida. Para mí es uno de los pueblos más bonitos de la Tinença de Benifassà.

Vamos con su tio Joaquin llevar unas vacas hacia el corral y vamos a un mirador para ver si hacen camino hacia allí y parece que estamos en un safari: buitres, cabras, alacranes, etc. Animales de todo tipo que pasean por el lado del pueblo. Además, la primavera comienza a mostrarse, siempre llega tarde a Bel, los inviernos son muy largos y duros.

 

Volvemos a Bel y vamos a dar de comer a las gallinas y hablamos con una vecina mientras cosecha espinacas del huerto con su perro y luego me enseña a sus fincas, como las ha recuperado y los proyectos que tiene de futuro mientras siembra patatas . Contemplamos los márgenes imposibles y pensar las piedras que movieron los antepasados para tener una finca cultivable, eso sí decía ganarse el pan. Ahora la mayoría están lleno de fenassos y los pinos empiezan a invadir. Unos árboles que deberían controlar para evitar posibles incendios. Creo que debería haber unas dos personas como Garito cada pueblo; ya que vuelve a dar vida a fincas olvidadas que tanto han dado a nuestros antepasados.

Subimos hasta el mojón de Santiago, donde recordamos las primas que dan a las Fiestas de Santiago y nos vamos hacia el pueblo que la fresca ya asoma, recordamos que estamos a Bel, a casi 1000 metros de altura.

 

Estamos a un sistema que nos obliga a trabajar 40 horas o más por lo menos 5 días a la semana, ir en prisas, comprar en las grandes superficie alimentos que nos llegan incluso de la otra parte del mundo para reducir costes. Este es el sistema que queremos? Ganar dinero para comprar las últimas novedades y después no tener tiempo de poder disfrutarlas.

Dice el dicho que "a Bel en el dedo se toca el cielo" pero en esta calma parece que estemos en el cielo!

Con la sencillez está la felicidad y así se ve en Garito, hasta otra Roco!