La Fageda d’en Jordà

Siempre hace ilusión un regalo, y más si es una persona que sabe tus gustos. Uno de los mayores placeres que tengo es viajar, conocer lugares nuevos y como no, fotografiar nuevas experiencias.

Con este regalo hacemos hacia La Garrotxa, una zona que había oído hablar y tenía la curiosidad de ir. Primero parada en La Fageda d’en Jordà, un bosque de hayas que se asienta sobre la lava procedente del volcán Croscat. Es como si estuviéramos en el típico bosque que se ven en los documentales, y más en otoño, en la estación que fuimos, las tonalidades marrones y amarillas son carne de cañón para la cámara!

Realizamos un recorrido circular que comenzó en Can Serra, y después de los mágicos bosques, llegamos a La Fageda, donde elaboran los deliciosos yogures. Es una empresa pionera, ya que trabaja gente con discapacidades psíquicas y reinserción social, todo un ejemplo a seguir.

Después empezamos la subida al Volcán de Santa Margarita, hasta que encontramos la ermita que hace referencia al volcán, una de las más curiosas que he visto, ya que está dentro del cráter del volcán.

El paisaje cambia mucho cuando pasas por el lado del volcán Croscat, los restos de lava solidificadas llaman mucho la atención, divididas en capas por las diferentes erupciones y con unas tonalidades oscuras. Muy aconsejable esta ruta!

 

La Garrotxa rural y monumental

Al día siguiente visitamos diferentes poblaciones de la zona, entre ellas Banyoles y su lago, aunque no pertenece a La Garrotxa. Luego la monumental Besalú, que está casi como en la edad media, da gusto visitar poblaciones que han restaurado tan bien su patrimonio, me recordó mucho a Morella.

Después uno de los pueblos más famosos de Cataluña gracias a El Forastero: Castellfollit de la Roca, enclavado en la colina y construido allargadament. Cuando paseas voces como las calles se hicieron estrechos hasta llegar al campanario.

Finalmente llegamos a Olot, donde destacan algunas casas modernistas dentro del casco antiguo.

 

Museo Dalí

El último día decidimos visitar el Museo Dalí en Figueres, aunque no estaba en nuestros planes, hacía tiempo que los dos teníamos ganas de ir y lo tenemos al lado, no sabemos cuando volveremos a subir en la Cataluña Norte!

Te gusta o no el arte, es una visita obligatoria. Dalí ha sido uno de los grandes genios del siglo XX. Su mente no tenía límites, plasmaba con cualquier arte su visión, con pintura, escultura, objetos, joyas, etc. lo ladraba con todo. De ahí que su huella aún perdura, y perdurará toda la vida.

Desde ilusiones ópticas, objetos surrealistas y joyas impresionantes, desde un homenaje a su bigote.

 

También a destacar la autenticidad del sitio, la estima y la protección que tienen por la naturaleza, el patrimonio y su territorio. La comida con la cocina volcánica como protagonista es uno de los grandes activos, visitamos el menú degustación en el restaurante Masnou, un gran acierto.

Muchas gracias por mostrarme este gran paraje!